La cama gigante, son peces que nunca se cruzaron en la inmensidad del mar. El auto más ancho que la ruta, un asiento de cada lado de la carretera, y por el medio se escapan los sueños. Las extremidades del cuerpo larguísimas y torpes, no pueden abrazarse. Palabras balbuceantes, olvidan conjugar el verbo amar, gritos se vuelven sordos. Los pies enredados, cansados, zigzaguean sin rumbo, ya no caminan a la par. La mente una estrella fugaz, brilla fuerte y se va, a perderse en la fantasía de la eternidad.
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