miércoles, 8 de febrero de 2017

Freezer

Queda poco de tu tuco y eso me hace llorar, como las frutillas. Vos vivís en los sabores que mi boca ha disfrutado tantos años. Ahí donde se mantiene la tradición, lo familiar, lo que solo se consigue en casa. Como el "tinke", el pancito que mojábamos en el bife los mediodías cuando volvía del jardín. Los aromas de tu olla eran únicos e inconfundibles. Y prepararlos también eran una manera de adorarme. Vos me decías que había aprendido bien de ustedes los cocineros, que me salía con buen sabor la comida. (También que manejaba bien aún cuando todos pensaban lo contrario) Siempre con tanta confianza en lo que hacía, creo que porque veías el esfuerzo y el amor que ponía a través de las manos. Ojalá me hubiera quedado algún beso en el freezer, algún abrazo apretado, una media sonrisa. Al menos tengo algunos secretos de tus recetas.

No hay comentarios: