No duermo, porque te quiero. Porque debería estar durmiendo con vos ahora. Aunque vaya a dormir con vos mañana, seguro sólo un rato. Somos estadías fragmentadas, que terminan formando largas permanencias en el pecho. Escucharte en la oscuridad es soñar un poco, además de no dormir. Es transitar ese estado entre la conciencia y la inconsciencia, sin saber a la mañana siguiente qué fue sueño y qué realidad. Es elegir los minutos del día que quiero obviar, hacer como si no estoy, como si no duermo, para contarte historias y preámbulos incoherentes. Y en el resto del tiempo, se trata de pensar un poco. Pienso un poco alguna cotidianeidad que quiera vivir, aunque después vayamos a tener que hacer malabares para no ser aplastados por la rutina. Pienso que en los caminos que parecían caminados, quedan todavía huellas por pisar. Que todo es nuevo para mí también, como dejar de hacerme la indecente, o intentar ser paciente y respetar. Y que vale la pena, porque después brillamos cuando te animás, y nos anudamos más fuerte. Lo que más me gusta es pensar que estás acá, aunque no duermas conmigo más que un rato en la semana. Me gusta saber que siempre estamos a un botón de distancia, y que te gusta escucharme, y a mí también. Aunque a veces quisiera tener la misma familiaridad con tu piel, que con tu voz. Parecemos viajeros en la distancia. Ahora sólo viajaría con vos, iría donde no exista el tiempo. Que no es viajar en el tiempo, sino caminar transversal a él. Pero qué lindo cuando vamos de la mano, en contra o a favor de algún viento del Sur, del Tigre o de la ciudad. Qué lindo verte manejar, bailar unos pasitos electrónicos o imaginarte hablando de mí. Vos y yo sabemos que es un problema que tengo, que no pienso un poco, pienso mucho, sobre todo cuando no duermo, porque no quiero. Porque te quiero es que no duermo.
(*) Uso palabras de tu boca, porque a diferencia de mí, que suelto frases y oraciones como aire, a veces sin pensar, a veces impulsivas, palabras que algunas vuelan como una hoja en el viento por su liviandad, vos decís poco. Pero cuando decís algo, eso que decís, tiene tanto peso y consistencia que me llega al alma. Y ahí se queda alojado, en mi costado más dulce, donde tus labios suaves saben llegar.
5 comentarios:
Estoy completamente identificada con tus palabras... aveces tambien creo que pienso mucho.. Y será un problema?
Gracias por tus palabras
:)
Sabrina
Que bueno es amar, soñar y escribir tan bien como tú lo haces.
Juegas con las palabras haciendo magia para contagiar al lector de la pasión que le impregnas al texto.
Un abrazo.
Juan Antonio
Me encanto. y se cuan real es lo q decis y lo q sentis!!
te quierooo
vaya amor de insomnio...
vuelvo a un lugar querido...
deshora
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