22 de Julio, "La otra Luna"
Los astronautas no fueron los primeros en llegar.
Mil ochocientos años antes, Luciano de Samosata había visitado la luna.
Nadie lo vio, nadie lo creyó; pero en lengua griega, él lo escribió.
Allá por el año 150, Luciano y sus marineros se echaron a navegar desde las columnas de Hércules, que estaban donde ahora está el estrecho de Gibraltar, y una tormenta atrapó la nave y los subió al cielo y los arrojó a la luna.
En la luna, nadie moría. Los viejos muy viejos se disolvían en el aire. Los luneros comían humo y transpiraban leche. Los ricos vestían ropas de cristal; los pobres, ropa ninguna. Los ricos tenían muchos ojos y los pobres, uno o ninguno.
Los luneros veían, en un espejo, todo lo que los terrestres hacían. Mientras duró la visita, Luciano y sus marineros recibieron, día tras día, las noticias de Atenas.
Eduardo Galeano, "Los hijos de los días".
¿serán mis piernas las mismas?
se lanzaron una vez a andar
secas y marrones
tantos caminos
formas de caminar
en invierno las olvido
tiesas y fuertes
siguen saliendo a buscar
a escapar
se lanzaron una vez a andar
secas y marrones
tantos caminos
formas de caminar
en invierno las olvido
tiesas y fuertes
siguen saliendo a buscar
a escapar
tardes de abismos
trote galope corrida
trote galope corrida
tienen refugio
donde parar
donde parar
me han llevado a sus brazos
la creadora
prolijas o torcidas
fueron a su par
la sospecha del diván
las riñas tienen sentido
el miedo ha sido tan grande
miedo de hoy
rituales para asimilar
cuándo se podrán acercar
almas distantes
se han ido, nunca se fueron
todo perdura adentro
vibrándome
un deseo al tiempo
no dejes nada que no dependa de mí