Estaba adentro de un taxi, sentada en el asiento de
adelante, llegando tarde al trabajo. Había estado leyendo una novela en el
colectivo, compenetrada en una historia de amor y aventura, que hizo que me distrajera
y me pasara de donde debía bajarme. No sabía dónde estaba, ni cómo volver. Por eso decidí tomar un taxi, en una avenida
colapsada por el tránsito. Los autos no avanzaban y el tachero aprovechaba para
piropearme e invitarme a salir. Quería escaparme, siempre me dio miedo estar
sola en un auto con un hombre desconocido. El tipo se me acercaba cada vez más.
Abrí los ojos. Me pesaban mucho, desde las cejas hasta los párpados y las
ojeras, era muy difícil mantenerlos abiertos. Miré el despertador y eran más de
las diez. Entro a las nueve a trabajar, llego todos los días nueve y media,
pero me despierto a las siete. Me levanté de la cama, con el cuerpo también
pesado, y muy mareada, me costaba llegar hasta el baño. Cuando pasé por el
comedor encontré a mi padre sentado leyendo el diario, se ve que volvieron a
vivir conmigo, pensé y abrí la ducha. Desde adentro de la bañera se oía una voz
que relataba algo que no comprendía, en un impulso arranqué la cortina, y era
mi mamá que estaba duchándose. Le pedí que por favor se apurara, porque estaba
llegando tarde, aunque mi cuerpo estaba muy enlentecido como para sacarse la
ropa. De mientras, me mostraba dos pititos que tenía en su panza. Abrí en un sobresalto los ojos, el espacio era pequeño y
rectangular como una caja, mi voz resonaba con eco cuando gritaba preguntando
si había alguien del otro lado que me oyera. Las paredes eran plateadas y se
despedazaban si las rasguñaba con mis garras. El aire empezó a faltarme, sobre
todo cuando descubrí que el único lugar por el que entraba oxigeno era un
pequeño agujerito, un círculo perfecto, como hecho a máquina, del diámetro de
un sorbete. Abro los ojos con fuerza como si estuvieran pegados. Tengo un perro
hincando los dientes en mi brazo, dejando mi mano dentro de su boca, siento
como sus colmillos atraviesan mi carne. Después de tironear unos segundos, logro
que se desprenda con un sacudón. Gatos se lanzan hacia mi cuerpo con sus uñas
filosas, quieren colgarse de mi piel. Los pateo con toda la fuerza de mis
muslos, salen volando, pero rebotan y vuelven a mí. Ratas caminan mansas, suben
lento por mis pies, escalan sigilosas por mis piernas generando un cosquilleo, pasan
por mis pechos, se saltean la boca y se comen mis ojos.
BREVE BIOGRAFIA
BREVE BIOGRAFIA
Sabrina Fischberg nació en una tarde de invierno, el 22 de Julio de 1985, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Socióloga, profesora, artesana, poeta y escritora, concibe a la literatura como una herramienta que libera y transforma. Realizó el primer taller literario en el año 1999 en su escuela secundaria, ORT Argentina. En 2009 participó en el “Taller de creatividad literaria”, a cargo del sociólogo y escritor Hernán Ronsino; y en el "Taller de escritura de cuentos", del profesor y escritor Ricardo Luis Santoni, ambos dictados por la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. En 2010 participó en un taller grupal de escritura narrativa y hasta el 2015 en el taller de creación literaria a través del correo electrónico “Palabra Virtual”, coordinados por la poeta Laura Yasan. Desde el 2008 publica poesías y relatos cortos en este blog. En 2010 publicó, junto a otros autores, la antología de cuentos "Matices.", Ed. CLM. De 2015 a 2018 publicó poesía en la revista “El Triángulo de la Merluza”. En 2019 trabajó en la publicación de su primer poemario con Laura Yasan y realizó un curso de corrección de estilo dictado por el INAP. En enero de 2020 publicó "barro para las monas de seda". Durante el aislamiento, realizó un adelanto de la presentación por YouTube hasta tanto se pueda realizar el evento (link disponible más abajo). Actualmente, continúa profundizando su formación con el "Taller de herramientas de las técnicas narrativas", a cargo de Virginia Feinmann.
martes, 9 de diciembre de 2014
domingo, 2 de noviembre de 2014
pez rojo
la razón no entiende el destino del cuerpo
el no destino, el temblor
un segundo antes de la luz
blanca luz saliendo de los ojos
proyectando una vida
la edad multiplicada por siete
los silencios de la sala
una noche en la caverna del terror
latigazos en el pecho
se solicitan guardianes de la historia
presentarse con urgencia
para no olvidar
el aire es violento, se ahoga
gotas de lagrimas densas
la jaula es fría
más que su cuerpo inerte
sábanas sucias olvidadas
un pez rojo espera al acecho
ashley ashley ashley
hay que repetir su nombre
¿un nuevo duelo
sana el anterior?
martes, 7 de octubre de 2014
todavía
no aprendí
ni media gota de lágrima
el vaivén de la palma
al decir adiós
ni media gota de lágrima
el vaivén de la palma
al decir adiós
ni un segundo de vacío
el pecho hundido
cambiar la piel
el pecho hundido
cambiar la piel
ni a combatir el insomnio
tocarte en un sueño
secar la flor
tocarte en un sueño
secar la flor
todavía no aprendí
ni a olvidar el abrazo
callar el nombre
masticar dolor
ni a olvidar el abrazo
callar el nombre
masticar dolor
miércoles, 17 de septiembre de 2014
ojos mundanos
sin nudo que cierre
el paquete de mis recuerdos
estos días de nomadismo
juntaron polvo de plata
cada vez que encontré en el mar
el reflejo de mi mundo
plebeyos sabor frutilla
montañas de acordes filosos
cuerpos que se parten de amor
dolor
sueños de niña mimada
colores de eternidad
la huida dejó cansancio
un péndulo de espaldas al corazón
no escucho la voz que me llama
piernas de plomo
cuerpo baboso
no puedo llegar
observo mi mundo
desde una ventana prestada
pequeñito agujero del tiempo
espíritus delirantes
rebeldes combativos
princesas feministas
pies voladores
gargantas de terciopelo
alguien mira
triste por una hendija
supo estar de este lado
brilla su palidez
tiene los ojos mojados
miércoles, 13 de agosto de 2014
Río manso
El lomo pequeño de Cachorra
moviéndose entre las baldosas, es un gusanito arrastrándose por la tierra
fresca, un niño gateando en busca de su juguete moviendo la cola para conservar
el equilibrio. Un pedazo de vida que cabe entre las manos, inquieto al toparse
con el nuevo mundo. Terciopelo suave, un vestido de seda acariciado con el
alma. Su pelo tornasolado, son las hojas del pastizal mostrando los diferentes
colores al bailar con el viento, las mil caras de la luna.
Aumenta de peso y
de tamaño, para ser fuerte como los arboles donde le gusta frotarse. Se mueve
velozmente, arroyo de gran caudal que zigzaguea hasta desembocar en la libertad
del pájaro que canta por la noche, girando como un reloj que ya perdió la
cuenta de la cantidad de vueltas que dio. El pasto es el regazo, mullido, un
colchón de esponjas, donde puede descansar. Hasta que vuelve al movimiento
corpóreo, natural, cabalgante como el potrillo que quiere llegar a su meta.
Emana energía cinética, que se propaga como la peste más hermosa, igual al amor
cuando vuela por el aire en micropartículas.
Los días se suceden uno a uno, un balde que se llena y
rebalsa con una gotera que miramos cotidianamente sin querer creer en la dimensión
de sus gotas. El lomo ahora se mueve como un río manso, que aumenta levemente
la marea y vuelve a bajar, fatigado. Redondo e hinchado, un globo de gas denso
esperando ser soltado para volar entre las nubes, escabullirse en ellas. Se
acurruca entre mis pies, siento el calor de un hogar a leña que recorre mi
cuerpo hasta alojarse en el pecho. Me pesa en la espalda cada paseo que la
correa lo tironeó para que no se aleje, las veces que fue almohada, o llevó a
una de mis muñecas hasta su príncipe. Su lomo es mi espalda. Juntas
refunfuñamos para que no llegue el amanecer que nos va a separar.
martes, 10 de junio de 2014
Vidguiega
Oh, hoy me
pagueció vegte pog ahi. La falda de Antoinette temblaba con el tgaca tgaca
tgaca del tganvía. No me dejaba veg nada. Tenía miedo que me cayega pog el
tembleque del asiento. Me apgetaba la cabeza contga su pecho. Oh mis bucles,
casi se desagman, si me hubiegas visto ¡Qué calog!
Cgueo
que te vi de espaldas, Fgansuá, te llevaban paga adentgo al aggastgue pog el suelo
de magmol. ¿Quién te espegaba adentgo? ¿A dónde te ibas sin mí? Si siempgue estuviste
atgás del cguistal limpio y bguilloso, como mi cabello guizado y dogado, suave,
Antoinette lo cepilla y luego agma los bucles de nuevo. Tomamos el té todas las
tagdes en tacitas de pogcelana, antes de dogmig en mi chalet al pino sin paguedes.
Oh,
no me cgueeguían, pego estoy seguga que egas vos. La puegta de madega púgpuga,
se abgue y ciega a cada gato. Guecuegdo cómo cguge, gchin, gchin, como el día
que me viniegon a buscag. Nos despedimos con un vestido lila y una camisa azul.
Hoy pienso que me quisiega habeg quedado, luciendo tgajes, sombguegos,
migándonos hasta que caiga el sol, y las señogas bajen la pegsiana. Guiéndonos
de los juguetes de madega abugguidos, o de los osos de peluche sin estilo, ni
delicadeza. Susugando pog las noches paga que los niños no escuchen. No me
puedo quejag del bgazo y las faldas de Antoinette, pego no pude olvidagte,
Fgansuá. Ese día que los bebotes mofletudos, nos llenagon de baba los cachetes,
me sentía tan asquegosa, y vos con el pañuelo de tu bolsillo me secaste a mí y
después secaste a vos. Ese pañuelo con baba nos unió paga siempgue.
¿Te
acogdás, Fgansuá, de mis sueños? Antoinette piensa que soy como ella, se olvidó
dónde me encontgó, que no voy a cgueceg y que no quiego tampoco, nosotgos no
necesitamos eso. Insiste con el té con platito y las masas dulces. Pego ahoga
que te vi desde la ventana del tganvía de espaldas, siento que abguí los ojos
de vidguio, Fgansuá. Cuando pasó el tembleque y llegamos a la estación me metió
adentgo de su bolso, los ojos se me ceggaban, queguía teneglos abiegtos. Oh, mi
moño se iba a soltag, el encaje de mi vestido, enganchagse con el cieggue de su
cagtega. Vos me lo elegiste, estaba guecién cocido, ¿te acogdaguías si me viegas?
No, pego no ahoga, quedé despeinada de este paseo al que me tgajegon. No quiego
que me veas así, y pienses, igual que Antoinette, que soy como ella, que puedo cgueceg,
volvegme ggande, despeinada y fea. Pogque está convencida, si la escuchagas
cómo me habla, entendeguías lo que te digo de su confusión. Yo soy como vos, nunca me tendguían que habeg
agguebatado de esa vidguiega. ¿O fue mi deseo escapagme, pensando que eso que
llaman vida estaba afuega? ¡Salvame, Fgansuá! Llevame a pegag de nuevo la
naguiz contga tu vidguio, a sentig un escalofguío pog mi cuegpo de pogcelana. Lástima que no vayas a escuchagme.
domingo, 18 de mayo de 2014
El Polonio Libertè. La libertad es fanática.
12 segundos
baila la luna
esplendorosa
brilla en los ranchos blancos
estrellas que la ciudad se come
pegadas una al lado de la otra
tocándose acariciándose
velas y fogones
esta noche no es para cualquiera
doce segundos
de oscuridad maravillosa
un segundo de luz que marca un camino
días de libertad
su gente
el calor de sus ojos
anarquía libertad
libertad o muerte
acá todos somos libres
la desnudez del mar
abrir la piel
la intimidad reposa en la arena
cuerpos almas danzantes
como las dunas con el viento
arenas finas movedizas
calientes
nubes que mueren en el sur
viajan como rayos
encallaron barcos náufragos
una puesta de sol para tus sueños
una cama en el medio de dos mares
mires donde mires se respira soledad
el espejo de la vida
y yo con mis ojos de abuela
labios nariz de abuela
toda mi cara de abuela
la descubro ahora
nadie me lo contó
vi su rostro en ese retrato
mi rostro
esos mínimos detalles en el espejo
después de un largo rato
detalles que nadie ve
la pequeña desviación del ojo
el parpado un poco cansado
el labio inferior más gordito
mi ser interior
justo después pensé en vos
en tus ojitos claros
mirándome rogándome un beso
que no que no puedo
vos tan joven…
no quiero volverme vieja
no en este instante
siento la llama de la vela del polonio en mí
el viento me vuelve a chocar con fuerza
no quiero soltar lo que vive adentro
la rebeldía
las ganas de no conformarme nunca
de no quedarme en ningún lugar
más que en esta isla vuelta cabo
pero con quién sino conmigo
los sueños son libres
me complican hoy
siempre el vaivén de las gaviotas
un instante infinito
el sol da su máxima energía
me siento viva muy viva
quiero quedarme
con quién sino conmigo
el arte y el tiempo
el arte esta acá o en ningún lado
arte este cielo
el viento el sol
arte de paz
las dunas las rocas
colores vivos
no existe el pesado reloj
ni los ritmos que impone
el tiempo es otro
liviano
lo marcan el sol y la luna
el segundo donde me sentí viva
llena de luz arte y juventud
los sueños
los sueños me siguen persiguiendo
son de mi propia esencia
desalienados
un universo paralelo
que me llama y me seduce
volvieron las pesadillas de niña
donde me ahogo en un sollozo tan real
algunos miedos persisten
mosquitos y dolor de cuerpo
sueño realidades extensas
duermo profundo
la partida
nostalgia por esos días tan polonienses
el cabo y el faro cada vez más chiquitos
lagrimitas con sabor a alegría plenitud libertad
la vuelta
en mi casa duermo una siesta
despierto con frio
estado theta y alfa
la oscuridad del faro
solos él y yo, muy altos
y el viento de la noche del polonio
domingo, 9 de marzo de 2014
Daireaux
Llegué a tu pueblo buscando un
poco de vos y de mí. Me lo sugeriste esa noche que te vi tan linda y contenta,
como quien se prepara para ir de visita donde hace mucho no va.
Esa ligazón con el pasado, los orígenes, linajes, la sangre
que corre por mi cuerpo, bombea el corazón, tira. En un afán espiritual, pero
también sociológico. Cuanto más hurgo en mi historia más entiendo quién soy.
Quiénes somos. De dónde vengo, adónde voy.
Pueblo expandido con la llegada del
ferrocarril, que aloja hectáreas que fueron premio de genocidas que aún hoy son
enaltecidos por la toponimia y las estatuas. Tan lindos eran esos campos, que
fueron elegidos.
Habrás corrido por esas callecitas de tierra cuando niña, tu
primer baile, la plaza, los domingos y qué más, me faltó preguntarlo.
Pasé por tu pueblo y te pienso despidiéndote de él como
tantas otras jóvenes que migran a la ciudad en busca de sueños. Habrás pasado
momentos difíciles, ya me han hablado de vos como la mujer luchadora que fuiste.
Imagino que la vida te supo recompensar.
Ahora entiendo más de tu sonrisa, vi otras tantas parecidas,
que confirman que ni los años ni las arrugas la pueden apagar. La muerte
tampoco. Sonrisa de labios gruesos. Las manías, los comentarios, los gestos.
Todo eso tuyo vive dentro de mí.
Historia valores principios ideales luchas pueblo guerras
revoluciones judíos cristianos. España, Argentina y Rusia. Sudamérica.
Latinoamericana. Bisnieta de inmigrantes. Soy esta mezcla que no ven, que no
entienden, mientras me quieran encasillar.
Llegué a tu pueblo buscando un
poco de vos y de mí,
y nos encontré.
domingo, 19 de enero de 2014
Poesía de aire
y si esta roca no soy muro bloqueado rio seco ni dulce ni salado no soy este cuerpo desalmado corazón que no late pecho estrecho reloj sin tiempo angustia hecha nudo demasiadas
preguntas
preguntas
respiro
por
el
cauce
de
lágrimas
hundiendo
la
cara
en
un
agujero
de
sollozo
tres
insomnios
esperan
una
tormenta
de
palabras
y en el medio la cama
y en un costado estás vos
dónde estoy yo
soñando
que
sueño
garabateando
lo que ya no escribo
buscando esa poesía que abre el pecho y deja pasar el aire
por
el
cauce
de
lágrimas
hundiendo
la
cara
en
un
agujero
de
sollozo
tres
insomnios
esperan
una
tormenta
de
palabras
y en el medio la cama
y en un costado estás vos
dónde estoy yo
soñando
que
sueño
garabateando
lo que ya no escribo
buscando esa poesía que abre el pecho y deja pasar el aire
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