" - ¿Por qué me hacés sufrir, bobo?
Ya sé que estás cansado, que no me querés más.
Nunca me quisiste, era otra cosa, una manera de soñar.
Andate, Horacio, no tenés por qué quedarte.
A mí ya me ha pasado tantas veces... "
Nunca me quisiste, era otra cosa, una manera de soñar.
Andate, Horacio, no tenés por qué quedarte.
A mí ya me ha pasado tantas veces... "
Julio Cortázar, “Rayuela”.
Lo siento cariño, sabes que todo lo mío fue para ti.
Me guardo en el bolsillo un soplo de vida para regalarte, y unos pocos odios para olvidarte.
Lo siento corazón, te esperé en todas las esquinas, en todos los sueños.
Me amasaste a tu modo, y te resentiste para no creerlo.
Lo siento Principito, ya he agotado todas mis lágrimas por las tuyas verdes.
Agoté ilusiones, exprimí nuestro destino, creí cada día un poco menos.
Lo siento presumido, hace tiempo me había aprendido tu manual de artimañas y reacciones.
Habitaste en mí tantos espacios imposibles de deshabitar, sentí amor disparatado.
Guíame por la oscuridad de tu belleza pecaminosa, guíame. No hay entendimiento, cierto, ni construido, ni extraído. Me mirás y me encandilás el cuerpo. Tenés rosa los labios, tenés dulces los labios, mi alma suspira. Y lo real se volvía sueño, y el sueño, realidad cruda. En la contradicción más plena, te amo.
Lo siento bonito, fui tu imagen y tu música.
Lo siento mi vida, el tiempo se pasó y nos voló.
En este fragmento de existencia que marcan las agujas, me vaciaste, me hundiste, no lo sabes, pero perdiste.
¿Qué vas a hacer sin mí? ¿Quién vas a ser? Tus caprichitos de insolente, tus delirios desmedidos… ¿Dónde vas a experimentar esa coordinación-correlación, de deseo? ¿A quién vas a instruir? ¿A quién vas a regalarle los sueños que no me diste? El movimiento de tus bracitos al caminar, esa barba para tapar tu luz, tu guitarra de sonido esplendoroso… ¿A quién vas a cantarle tu sombrita hoy, corazón de empedrado?
No hay estaciones para el amor, cuando el amor se estaciona.
El amor nos estaciona.
Final del juego.
(Pasar en limpio)